El Doctor en Medicina Augusto E. Fulgenzi, representante de la FEMECON en la CIDCAM y vicepresidente de la Asociación de Médicos de San Martín y Tres de Febrero, traza un recorrido por este concepto que, para nuestra organización, es el pilar de la atención médica.

La palabra calidad proviene del latín qualitas y se refiere al conjunto de cualidades de una persona o cosa o un conjunto de ellas. Es en realidad un concepto transversal que atraviesa diferentes actividades. En nuestra profesión debemos predicarla desde el principio de nuestras actividades a nivel individual y a medida que ascendemos en nuestra carrera, aspirar a lograrla en el desempeño de nuestras funciones ejecutivas en las instituciones donde eventualmente nos desempeñamos.
Específicamente en medicina, hay varias definiciones al respecto.
La OMS entiende que una acción tiene calidad, cuando cuenta con alto nivel de excelencia profesional, uso eficiente de los recursos disponibles, mínimo riesgo y alto grado de satisfacción del paciente y un impacto en la salud tanto para el paciente como para la comunidad.
El Dr. Avedis Donabedian (1919-2000) nacido en Beirut (Líbano) y considerado uno de los pioneros del estudio del tema en cuestión, tiene varias definiciones concordantes al respecto. Elegimos una de ellas: la calidad de la atención médica consiste en la aplicación de la ciencia y tecnologías médicas adecuadas en una forma que maximice sus beneficios para la salud sin aumentar en forma proporcional su riesgo.
Como se apreciará, estas definiciones contienen elementos comunes. Se deben utilizar los conocimientos científicos actuales para el caso, las tecnologías médicas adecuadas y asequibles -que no son necesariamente las más caras-, alcanzar un perfecto equilibrio entre los beneficios que probablemente se logren y los riesgos a los que será sometido el paciente y las repercusiones que dado ello pueda tener en el medio cercano (familiar) y social (comunitario).
Dice Avedis Donabedian, en un artículo aparecido en la Revista de calidad asistencial 2001:16: S29-38, cuya lectura recomiendo: “Este pensamiento lleva a la conclusión de que a cada incremento de la “calidad” corresponde un coste monetario”. Este enfoque quizás sea erróneamente compartido por muchos. Puede ser que ello suceda, pero este expendio debe ser considerado como una inversión y no como un gasto. La definición de la OMS especifica taxativamente que cada acción debe ser eficiente y en buen romance significa que debe alcanzar el máximo de beneficio con el menor costo posible. Como decían los griegos: “el exceso en todo es un defecto”.
Todos aquellos que practicamos medicina sabemos que una atención de calidad comienza inevitablemente con un buen examen clínico. Quizás la Comisión Conjunta para la Acreditación de Organizaciones de Salud, JCAHO por sus iniciales en idioma inglés, sea la organización mundial más importante en lo que respecta al tema. Tuvo su origen en la Comisión Conjunta de Acreditación de Hospitales, que a su vez se formó por la conjunción de varias instituciones médicas de Estados Unidos de América y Canadá. Así como la JCAHO tiene una división internacional hay otras instituciones renombradas que tienen actividad en más de un país vg: Sociedad Internacional de Calidad en Salud (ISQua), Organización Internacional de Estandarización (ISP), el Consorcio Latinoamericano de Innovación Calidad y Seguridad en Salud (CLICSS), el Foro Latinoamericano Colaborativo en Calidad y Seguridad en Salud y otras.
En el orden individual debemos destacar a Eduardo Deming (1900-1993) quien a mediados del siglo pasado preconizó la teoría del Gerenciamiento de la calidad total (TQM). Inadvertido en su país de origen, Estados Unidos de América, fue llamado a Japón por líderes industriales interesados en sus teorías. Puestas en práctica se considera actualmente que mucho tuvieron que ver con el importante desarrollo que en su momento tuvieron la industria automotriz y de electrodomésticos nipona. Físico, matemático y amante de las estadísticas una de sus frases favoritas era “creamos en Dios, todos los demás deben aportar datos”. Deming se inspiró en los escritos de Walter Andrés Shewhart (1891-1967) también ingeniero, físico y estadístico e impulsor del control estadístico en procesos y que nació y estudió en los Estados Unidos de América. Otras personalidades a destacar son James Reason y Dante Orlandella quienes en 1990 introdujeron el modelo del “queso suizo” o modelo del “efecto acumulativo”, con respecto al error humano y gestión de seguridad. El primero de ellos fue nombrado Comandante de la Orden del Imperio Británico por su trabajo en la reducción de los riesgos hospitalarios. Ernest Amory Codman (1869-1940), cirujano nacido también en USA, realizó valiosas contribuciones en varios aspectos de la medicina y el estudio de los resultados en la práctica médica. Fundó su propio hospital al que llamó “Hospital de Resultado Final” según su teoría de los resultados finales. Lideró la formación del Colegio Americano de Cirujanos y su programa de estandarización de hospitales que se convirtió en Comisión Conjunta de Acreditación de Organizaciones de Salud en 1910. En 1996, la Comisión Conjunta publicó un libro titulado “Codman: Un estudio de eficiencia hospitalaria” de su autoría y estableció un premio que tuviera en cuenta para su adjudicación la medición de resultados, calidad y seguridad del paciente.
Abedis Donabedian en 1989 publicó un artículo en la prestigiosa revista The Milbank Quarterly, al que tituló “Los resultados finales de la atención médica. La contribución de Ernest Codman a la evaluación de la calidad y más allá”.

Muy interesante la historia de la calidad, desde cuanto tiempo atrás se está trabajando en el tema. Lo difícil de una definición competa y abarcariva. Felicitaciones por la elección del tema.